Todas las sesiones de consejería deben tener una estructura. Aquí hay algunos elementos de la consejería bíblica que te ayudarán a estructurar el proceso.
Involucramiento
Lo importante a la hora de iniciar la consejería, es poder construir una relación de confianza con el aconsejado. Como consejeros bíblicos debemos no solo estar orientados a los problemas que nos presentan, sino también debemos involucrarnos y estar orientados a la persona en su totalidad. Al construir una relación amorosa con nuestros aconsejados, estamos abriendo un camino para que la relación sea significativa y de ese modo, poder mostrarles que compartimos la compasión de Cristo hacia sus vidas. Además, debemos tener en mente que quizás el aconsejado es la primera vez que logra hablar sobre sus problemas, quizás nunca lo haya hecho antes, la manera en que mostremos amor hacia ellos influirá en el modo en que se desarrolle toda la relación.
Para poder involucrarnos de manera sólida, primero debemos tener compasión y respeto por el aconsejado, recordando que en cada persona hay un reflejo de la imagen divina (Gn 1:26-28). También debemos ver a la persona como miembro de nuestra familia. Pablo escribe sobre esto: “No reprendas con dureza al anciano, sino, más bien, exhórtalo como a padre; a los más jóvenes, como a hermanos, a las ancianas, como a madres; a las más jóvenes, como a hermanas, con toda pureza” (1 Ti 5:1-2). Nuestros aconsejados son hermanos y hermanas espirituales y nuestro Padre celestial nos demanda que los tratemos con amor, misericordia y gracia.
Algunos consejos prácticos:
- Sé una persona disponible, no estés lejos de los que sufren. Sé como Cristo.
- Muestra compasión, la compasión de Jesús debe ser nuestra guía y ancla en cada sesión, hasta que no sintamos verdadera compasión difícilmente estemos listos para ministrar y aconsejar bíblicamente.
- Tome en serio cualquier situación que se presente, no minimice la situación.
- Sé honesto, tanto con tus limitaciones en conocimientos o alcance de ayuda como con tus propios pecados. Recuerda que somos personas necesitadas de ayuda, ayudando a otras en necesidad de ayuda.
Investigación
El segundo elemento es clave, no podemos ayudar si no tenemos suficiente información sobre el problema, no se puede sobreestimar la situación, ni dar por sentado nada, aún cuando pensemos: “conozco a esta persona, es mi hermano en Cristo”.
En proverbios 18:13 tenemos una advertencia “El que responde antes de escuchar, Cosecha necedad y vergüenza”, este pasaje deja en claro que es tonto y hasta vergonozoso dar un consejo o sugerencia hasta que realmente hayamos entendido bien la situación, debemos procurar escuchar primero y hablar después (Stg 1:19).
Algunas estrategias para recopilar datos:
- En primer lugar, se recomienda usar un inventario de datos personales (PDI), esto ayudará al consejero a tener información básica sobre el aconsejado y la situación. Lo ideal es que el aconsejado rellene el PDI antes de la primera sesión.
- Hacer buenas preguntas, es sumamente importante para la recolección de datos poder hacer las preguntas correctas. Preguntas extensas (información básica sobre las diferentes áreas de la vida del aconsejado, la familia, las finanzas, la salud, la condición espiritual, las relaciones, etc.) y preguntas más intensivas sobre un tema en particular. Keith Palmer habla sobre las preguntas reveladoras (Prov. 20:5), una pregunta reveladora está diseñada para extraer motivos, creencias, pensamientos y deseos de una persona (Prov. 4:23)
- Crear tareas para recolectar datos necesarios, tareas que conlleven relatos de experiencias en la semana, por ejemplo: una persona que lucha contra la ansiedad, puede registrar sobre qué provocó la ansiedad, en que estaba pensando, cómo lo manejó, etc. Todo esto, proporciona información crucial.
- Esté atento a los datos no verbales, gestos, postura, apariencia, tono de voz, entre otros. En especial, cuando los datos no verbales contrastan con lo verbal.
Interpretación
Una vez que logramos recolectar información suficiente, debemos ser capaces de identificar los problemas bíblicamente. Es importante no solo interpretar nosotros, sino también ayudar al aconsejado a reinterpretar de manera correcta y bíblica sus propias conclusiones. Debemos evaluar la condición espiritual del aconsejado (1 Ts 5:14), usar lenguaje bíblico que describa el problema y observar juntos lo que dice la Biblia sobre las causas probables de tales problemas (Stg 4:1).
Algunos puntos a tener en cuenta a la hora de interpretar los datos:
- Compara toda la información recopilada con la palabra de Dios, resalta las respuestas conductuales, sus patrones de pensamiento, sus actitudes e interpretaciones del problema, sus deseos, valores, expectativas y motivaciones a la luz de la palabra de Dios.
- Busca temas y patrones de conductas o pensamientos.
- Usa etiquetas y términos bíblicos para los pecados que se presenten en la sesión, eso ayudará al aconsejado a empezar a pensar bíblicamente.
- Ora y estudia la información para poder interpretar lo que puede estar sucediendo en el corazón de la persona: sus ídolos.
Instrucción
Una vez que hayamos podido hacer una interpretación bíblica de la situación, debemos impartir instrucción a los aconsejados, el objetivo del consejero debe ser inculcar un entendimiento de la Palabra de Dios en la mente y el corazón del aconsejado (Ro 12: 1-2), es por eso, que debe usar la Biblia para hacerlo (Col 2:8).
Es de vital importancia buscar la guía del Espíritu Santo en todo el proceso, recordar que es el Espíritu Santo quien mueve el corazón al arrepentimiento y no nosotros. Debemos como consejeros aprender a depender del Espiritu Santo en todo momento.
Y por último, debemos ser Cristocéntricos, somos llamados a enseñar de manera redentora. Si no tenemos cuidado, podemos caer en el legalismo al solo pedirle al aconsejado que cambie patrones de conducta, colocando sobre ellos un peso enorme que no pueden sostener, debemos apuntar siempre a Cristo.
Inspiración
La inspiración en el proceso de consejería es sumamente importante, no tiene un momento específico sino que debe atravesar todo el proceso. El consejero tiene que amar a la gente. Esta es una de las razones por las que aconseja, porque les ama, va a sentirse apenado si descubre que un aconsejado ha perdido la esperanza. Pero incluso, esta pena tiene que ser equilibrada por una esperanzą entusiástica. Su tarea siempre le ha de llevar a hacer sonar la nota de optimismo bíblico que está garantizada por las promesas de Dios.
Un consejero, por encima de todo, tiene que ser un hombre de esperanza. El mismo tiene que creer lo que dice sobre la esperanza o va a comunicar el sentimiento opuesto. Tiene que estar plenamente persuadido de la fidelidad de Dios en cumplir sus promesas.
Todo aconsejado necesita esperanza, esperanza para empezar, seguir y finalizar. La esperanza que el consejero infunde en el aconsejado esta siempre cimentada en la obra, muerte y resurrección de Jesucristo.
Implementación
Una vez dada la instrucción, es necesario que el aconsejado se comprometa a obedecer a Dios, a “ocuparse de su salvación” (Fil 2:12-13). Por supuesto, es fundamental recordarles que la motivación de su obediencia debe ser agradar a Dios (Col 3:20).
Dar tareas es esencial (Stgo 1:22), ayuda a que el aconsejado pueda poner en acción lo que se discutió en sesión, es bajar al corazón las enseñanzas bíblicas.
Las personas no van a cambiar en 50 minutos de sesión, necesitan estar en un proceso de cambio constante, y es por eso que las tareas son para todo momento de la semana, además ayuda al aconsejado a depender de Dios y su Palabra y no tanto del consejero.
Las tareas deben ser específicas, deben incluir el conocer y actuar, y no solo el pensamiento.
Incorporación
La iglesia local es el instrumento que Cristo ha designado para ayudar a los creyentes a crecer a su imagen y semejanza. Por ello, el cuerpo de Cristo debe ser el lugar que ayude al aconsejado a mantener su responsabilidad en el proceso del cambio.
Contar con la iglesia local es sumamente importante, porque no buscamos solo una solución a un problema, sino una reestructuración total de vida. Queremos que el aconsejado se involucre en el servicio, en la adoración y en relaciones bíblicas que lo lleven a crecer en santidad.
Los recursos bíblicos para la iglesia local tienen como objetivo brindar herramientas para fortalecer el servicio hacia aquellos que están en necesidad de ayuda. Seguimos el mandato de Dios de “los unos a los otros”, buscando amar, animar, confrontar y exhortarnos con la meta de ser cada vez más parecidos a Cristo.
Gálatas 6:6 anima a que aquel que es enseñado en la Palabra pueda compartir con otros toda la verdad.